miércoles, 25 de enero de 2012

Creo que nunca ha sido complicado hacerme feliz. Si me conocieras bien, sabrías que soy patéticamente sencilla y previsible. No necesito flores, ni dedicatorias de canciones en la radio, ni aviones que escriban mi nombre en el cielo. No pido milagros, porque nunca he visto ninguno. Las sorpresas, cuanto más pequeñas, más bonitas me resultan. Y me vale todo, siempre que sea hecho con amor. Todos los detalles son buenos... Abrazos, sonrisas, besos, una visita inesperada, un regalo personal, una foto de tu infancia, un mensaje de madrugada, palabras simples pero sinceras...Creo que nada demasiado costoso si se hace por iniciativa propia y con sentimiento. Eso sí, necesito que todo ello sea incondicional. Solos o rodeados de gente. Aquí y allí. Ayer y hoy. Esa es mi forma de querer y, por lo tanto, es la única forma de sentirme querida.

domingo, 8 de enero de 2012

Porque prefiero sonreírte mil veces en directo y que me escuches llorar en silencio, con un abrazo. De los que llenan una sala de cine. De esos besos en la frente que saben a un te echo de menos. Como cuando te dije que guardaras un hueco en tu cama y me hiciste un hueco en tu vida. Y ahora tengo el mío aquí, en forma de agujero que rompe un fin de semana grande. Y yo no sé qué hacer, porque se me da fatal rellenar de emociones una bolsa de recuerdos que he vaciado contigo.